Internet of Personal Things
Confiar en la comunicación entre las cosas para mejorar las ciudades.
De las múltiples perspectivas desde las que abordar la evolución del IoT, es especialmente interesante la relación entre IoT y Smart Cities.
Las Smart Cities son indisociables del desarrollo del IoT.
Sin ir más lejos, el tráfico de Londres o París sería prácticamente imposible de gestionar en la actualidad sin IoT.
Sin IoT no habrá SMART. De hecho, deberíamos asumir que en realidad estamos hablando de SMARioT Cities.
Pero vayamos un paso más allá. Pasemos de las Smart Cities a los Smart Countries. A día de hoy sería muy difícil que, por ejemplo, el Directorate General of Public Works and Water Management of the Netherlands de Holanda pudiese gestionar su enorme red de diques, molinos, exclusas, generadores y canales sin la Red IoT que han desarrollado en los últimos años. No es algo planteable.
Lo que sí es planteable es qué acciones asociadas al análisis de los datos generados por esa Red IoT desencadenan decisiones automáticas que se ejecutan sin supervisión humana, y qué acciones requieren la valoración, el juicio y, finalmente, validación humana. La creciente adopción del IoT plantea ventajas evidentes y también riesgos potenciales.
Por tanto, la cuestión central no es la adopción o no adopción del IoT. Ha pasado ya el momento de plantear si merece la pena o no asumir riesgos (en todo caso, más de los que hemos asumido ya). Ni siquiera es momento para cuestionar qué nivel de operaciones se procesan o cuántos dispositivos se conectan.
La cuestión central es qué tipo de decisiones permitimos que se tomen, derivadas de la actividad IoT, de manera automática sin supervisión humana. El equilibrio entre beneficios y riesgos del IoT depende de si el enfoque es optimizar funciones, procesos y costes o el enfoque se centra en mejorar la calidad de vida de las personas. Porque de ese enfoque dependerá qué tipo de ciudades y de sociedad vayamos a tener en los años venideros.
Esa es la esencia del IoT, las personas. Y si no perdemos el enfoque humanista, entonces la tecnología que hay detrás del IoT será un gran aliado para convertir las Smart cities en Senseable cities.
Porque, tal y como enuncia el MIT es su senseable city lab, la ciudad en tiempo real es real! A medida que las capas de redes y la información digital cubren el espacio urbano, están surgiendo nuevos enfoques para el estudio del entorno construido, la movilidad y el urbanismo.
La forma en que describimos y entendemos las ciudades se está transformando radicalmente, al igual que las herramientas que utilizamos para diseñarlas. El Senseable City Laboratory es una iniciativa de investigación en el MIT que tiene como misión anticipar los cambios y estudiarlos desde un punto de vista crítico.
Mientras este y otros proyectos se desarrollan, ya podemos empezar a intuir de qué manera las relaciones entre las personas y las ciudades están cambiando. Bajo estas líneas pueden ver un mapa 3D de la ciudad de Tokio con la dinámica en tiempo real de su red de transportes públicos. Además de ser una visión bastante hipnótica, resulta fascinante poder seguir el tráfico de una gran urbe en tiempo real y con capas de información adicional que el usuario puede activar o desactivas.
IoT y Smart cities, lo decíamos al comienzo de este artículo, son indisociables.
IoT es sinónimo de avance ¿Y de eso se trata, no es así? De avanzar.
No nos asusta la tecnología, nos asusta dar pasos que nos hagan depender de la tecnología y no ser capaces de volver atrás.
Una de las líneas de evolución más interesantes, y también más inquietantes, en la Cadena de suministro apunta hacia lo que Randy Bradley denomina «Touchless Supply Chain”.
La interconexión Cloud Computing, IoT, AI, Blockchain abre fronteras hacia una Cadena de suministros con un nivel de automatización, e inteligencia, que reduce progresivamente la intervención humana.
Craig Wentworth realiza una interesante radiografía de la que puede ser la próxima generación de Cadena de Suministro, la Smart Supply Chain, en la línea de la «Touchless Supply Chain” enunciada por Randy Bradley.
La disrupción está en colocar en el centro del proceso las personas en lugar de las mercancías.
Cuando situamos a las personas en el centro, la Cadena de Suministro abre nuevos puntos de conexión con dispositivos que, hasta ahora, no tenían presencia en ella. Los ejemplos más significativos son los Asistentes de voz (Voice picking) y los Wearables (Wearable logistics)
Imaginemos que nuestros asistentes de voz (Alexa, Siri…) puedan realizar pedidos, o bien siguiendo nuestras instrucciones o bien interpretando nuestras conversaciones. Que puedan cambiar fechas de entrega, características de productos, anular pedidos o sugerir cambios…
Imaginemos, además, que los datos recogidos por nuestras pulseras biométricas son transmitidos a diversos “centros de confianza” y, con esos datos, se pueden generar encargos de alimentos, medicamentos, prendas de vestir…
Imaginemos que la combinación de nuestros Asistentes de voz y nuestros Wearables da lugar a un nuevo “Super Asistente personal” que es nuestro interface con la Cadena de suministro asociada a nuestras compras recurrentes, a nuestro supermercado, farmacia, tienda de ropa. Imaginemos en lo que Amazon puede convertirse si seguimos imaginando…
La gran disrupción del IoT en la Cadena de suministro llega desde la perspectiva personal, dejando en un segundo plano la perspectiva industrial.
El reto de garantizar la seguridad, la privacidad, la inviolabilidad de los datos es gigantesco. Tecnológicamente estamos varios pasos por delante de lo que nuestra sensación de seguridad nos permite por el momento aceptar. La automatización de las cadenas de suministro nos obliga a replantearnos la relación que las personas vamos a tener con las cosas.
Pero también estamos a punto de abrir una puerta que da acceso a nuestra vida a una nueva generación IoT. Una nueva IoT que ya no trabaja para nosotros, sino que trabaja con nosotros.
Estamos ya en el camino que conduce del IoT al IoPT, Internet of Personal Things.